En los últimos meses hemos asistido a una peligrosa escalada en el Mediterráneo oriental por las prospecciones turcas en el yacimiento de gas, que también reclaman Chipre, Grecia, Líbano, Israel y Palestina, así como incidentes entre fragatas francesas y turcas. Estos hechos se suman a la conversión en mezquitas de los históricos museos de Santa Sofía y Chora en Estambul, la reciente detención de una decena de destacados miembros del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) por protestas en 2014, la muerte de cuatro personas en huelga de hambre en Turquía y gravísimas violaciones de derechos humanos que no cesan a personas refugiadas y migrantes en el Mediterráneo.

Ante esta situación crítica que se va a discutir en el Consejo Europeo de los días 1 y 2 de octubre de 2020, Podemos exige una reorientación radical de las políticas de vecindad de la Unión Europea con Turquía como primer paso para cambiar las políticas de vecindad con el Mediterráneo, que en este año, en el que se cumplen 25 años del proceso de Barcelona, se han demostrado fallidas.

En concreto, pedimos a la Unión Europea:

  • Una acción coordinada entre las políticas exteriores de los Estados miembros y la Comisión Europea a través de su alto representante de Política Exterior y de Seguridad Común que retome las conversaciones de la Presidencia alemana. Frente a las prospecciones de Turquía en aguas de Chipre y Grecia, la Unión Europea debe defender su soberanía y tomar como base de las conversaciones la Convención de Naciones Unidas sobre la Ley del Mar. Frente a las tensiones y el riesgo de escalada, necesitamos acción diplomática y diálogo.
  • Que esta acción coordinada se extienda también hacia las políticas europeas con Libia, cuya espiral de destrucción ha sido aprovechada como una vertiente más del conflicto de las prospecciones. Condenamos el expansionismo del Gobierno de Erdogan, que ha firmado un memorándum de entendimiento con el Gobierno libio que viola el derecho internacional del mar, así como la soberanía marítima de Chipre y Grecia. Pero no olvidamos las responsabilidades de algunos Estados miembros en la implosión de Libia en 2011, ni en que el conflicto se mantenga en una guerra civil internacional en la que hay países europeos en bandos distintos. Exigimos que se cumplan los principios de derechos humanos, democracia y desarrollo recogidos en las doctrinas exteriores de la Unión Europea, que en la práctica son violados por las prácticas de sus Estados miembros.
  • Una apuesta decidida por negociaciones que pongan fin al conflicto en Chipre basada en una federación binacional y bicomunal, según recogen las resoluciones de Naciones Unidas, que permitiría respetar los derechos humanos de todas las personas y acabar con la militarización en la isla.
  • Una protesta formal contra la decisión de acabar con décadas de tolerancia religiosa, tanto dentro de Turquía como en su relación con los países europeos, al convertir los museos de significativa importancia cultural de Santa Sofía y la iglesia de Chora en mezquitas.
  • Exigir al Gobierno de Turquía el respeto a los derechos humanos tras la detención de diez dirigentes del HDP por hechos ocurridos en 2014 y la muerte de cuatro personas en huelga de hambre. En concreto, la Fiscalía de Ankara ha decidido inculpar por disturbios ocurridos en 2014 al alcalde de Kars, Ayhan Bilgen; los exparlamentarios Ayla Akat Ata, Emine Ayna, Nazmi Gur, Sirri Sureyya Onder, Altan Tan y Beyza Ustun; el exportavoz del HDP Gunay Kubilay, el miembro del comité ejecutivo del partido Alp Altinors y el miembro del Consejo Supremo de Radio y Televisión Ali Urkut, miembro del partido. Además, cuatro personas han muerto por huelgas de hambre; la última, la abogada Ebru Timktik, el pasado mes de agosto, y condenamos estas muertes con rotundidad. Hay que recordar que, en los últimos meses, el Gobierno de Turquía ha anulado de facto los resultados electorales de muchas ciudades kurdas al revocar sus alcaldías elegidas democráticamente e imponer gobernadores civiles: ha revocado los estatutos de diputados a personas electas por los partidos HDP y CHP; y ha continuado con gravísimas violaciones de derechos humanos a los miles de personas procesadas en Turquía (activistas, periodistas, abogados, docentes…), entre las que se encuentra el encarcelamiento de más de cuatro años sin sentencia firme aún de los excopresidentes del HDP, Selahattin Demirtas y Figen Yüksedag.
  • Una nueva política migratoria orientada a acabar con las muertes de personas en el Mediterráneo y respetar los derechos humanos de personas migrantes y refugiadas estableciendo vías seguras, cambios en el Convenio de Dublín, relocalizaciones y apoyo a los países con fronteras exteriores de la Unión Europea, así como apoyo y misiones de rescate a personas en riesgo de muerte. No podemos tolerar que se atienda a crisis humanitarias con actos de violencia en campos de refugio ni la política de externalización de fronteras que sustenta el acuerdo europeo con Turquía, que además le da una herramienta de presión intolerable.
  • La Unión Europea y sus Estados miembros no pueden validar violaciones del derecho internacional en la negociación con recursos económicos de los territorios ocupados palestinos implicados en el primer acuerdo entre países de la bolsa de gas. La Unión Europea debe pasar de las declaraciones a los hechos y promover acciones para acabar con la política de anexión continua perpetua de Israel, que no ha cesado pese a las últimas declaraciones de Benjamín Netanyahu.
  • Una seguridad humana conjunta a través de una apuesta decidida y firme por una transición ecológica urgente ante los retos de la emergencia climática; por medidas en favor de las mujeres, que sufren con especial intensidad los conflictos en los países del Mediterráneo; por un desarrollo económico más igualitario entre una y otra orilla del Mediterráneo y por diálogo y cultura de paz.


Jueves, 1 de octubre de 2020