• Hechos de 15-M y de ‘Juventud sin Futuro’, Rubiño y Ardanuy combaten el ‘bloqueo generacional’ del escaño desde sus 23 y 24

Miguel Ardanuy no es hipster -como diría Monedero-: le caen tres rastas largas por el hombro derecho, se ríe con los ojos y con la boca y ha pasado de hacer noche en la Puerta del Sol a ocupar un sillón en la Asamblea de Madrid. Con 24 años y una licenciatura en Ciencias Políticas es el segundo diputado más joven de la Comunidad, además del responsable de Participación Ciudadana de Podemos.

Eduardo Rubiño, de 23, es el efebo del hemiciclo. Está acabando Filosofía y dirige las redes sociales podemitas. Se muestra tajante en su declaración de intenciones: ha venido aquí a «echar a la mafia». Ambos dejan a su paso una estela de Juventud sin Futuro, de Patio Maravillas, de iracundo 15-M que recoger y volcar en el escaño: «Traemos una nueva política, una apertura de las instituciones que permita que la gente pueda sentirse no sólo representada, sino incluida en la vida pública más allá de organizaciones no gubernamentales o movimientos sociales», explica Ardanuy.

Su compañero Rubiño alude a un «bloqueo generacional» hijo de la Transición: «Prácticamente no se han renovado las generaciones que ocupaban los primeros escaños del Parlamento. Esto es malo, porque la Cámara tiene que ser un reflejo de lo que ocurre en la calle y nosotros vamos a contribuir a aumentar su diversidad». Rubiño recuerda el papel «activador» de la juventud en la convocatoria de protestas y, en concreto, reconoce que tanto Ardanuy como él llevaron a cabo una parte importante del proyecto de Podemos «desde la sala de máquinas».

La política, “un servicio temporal”

Ni uno ni otro quieren dedicarse profesionalmente a la política a largo plazo. Rechazan convertirse en «funcionarios de partido» y tener que «facilitar todo lo que quiere al que está arriba»: «Esto es un servicio. De cuatro, de ocho años… cada uno aporta lo que tiene en el tiempo que debe», sostiene Ardanuy.

Sin embargo, supieron reconocer el momento en el que tenían que intervenir. «A los 18 años empecé a vivir los cambios que implementó Zapatero y su obediencia a los designios de la Unión Europea. La reforma de las pensiones, la reforma laboral… un montón de cosas que nos hicieron entender que la crisis la iba a pagar la mayoría del país en lugar de sus verdaderos responsables», expone Rubiño. «Nos dimos cuenta de que a los jóvenes se nos abrían tres posibilidades: el paro, la precariedad o el exilio, y entendimos que teníamos que hacer algo». Ardanuy va más allá de lo económico: «Somos una generación que quiere salir de los dualismos. PP, PSOE, La Ser, La Cope… el tablero es mucho más amplio y quien lo reducía así es quien se beneficiaba de él», esboza.

Los dos diputados más jóvenes de la Asamblea de Madrid van a beneficiarse de 1935 euros. Los salarios oscilan entre los 3500 y los 5000 euros, pero ellos, como miembros de Podemos y siguiendo su imperativo, donan la mitad al partido y la otra mitad a proyectos sociales y de cooperación como Impulsa, mediante el cual se construyen, por ejemplo, centros de mayores u hogares sostenibles.

Contra la butaca que “posee” al diputado

No niegan que el hemiciclo se les hace «extraño». La primera vez que lo pisaron fue para acompañar a un colega de Juventud sin Futuro y ni siquiera les dejaron pasar. Eso sí: les cedieron una televisión de plasma para que viesen qué ocurría dentro. «Ahora no somos invitados, nos dejan entrar por nuestro propio derecho, porque la gente nos ha votado», asevera Ardanuy.

El día de la constitución de la Asamblea se les antojó una especie de «invasión plebeya» trufada de «caras de amargura y decepción» entre la bancada popular. La butaca, aseguran, no les hará olvidar de dónde vienen. «Hemos entrado a las instituciones para cambiarlas y no para que ellas nos cambien a nosotros», dice Rubiño. «En la labor parlamentaria hay muchas cosas diseñadas para que el cargo tome posesión de ti en lugar de que tú tomes posesión del cargo: te llaman ‘Ilustrísimo’, te regalan prebendas de todo tipo…» El joven diputado no sólo planea sortear estas tentaciones, sino renunciar a ellas en cuanto no resulten «funcionales» y lo alejen «de la calle».

“Tenemos que preguntarnos qué tiene Manuela”

Ante la pregunta de por qué Carmena es ya alcaldesa de Madrid y José Manuel López quedó el tercero en la Comunidad, los chavales reconocen que «no hay un votante estanco» y que tienen que ser «humildes» y saber que el cambio es «mucho más que Podemos». «Tenemos que preguntarnos qué tiene Manuela y aprender de ella», asume Rubiño. Ambos han defendido en sus cuentas de Twitter al brevísimo concejal de Cultura de Ahora Madrid, Guillermo Zapata, asegurando que «es una gran persona que se ha equivocado» -Ardanuy- y preguntando si ha dimitido ya Pablo Casado -Rubiño alude a las declaraciones del portavoz popular: «Los de izquierdas son unos carcas, todo el día con la fosa de no sé quién»-.

Ellos, por su parte, se muestran entusiasmados pero comedidos, con ganas de darse el barniz de respetabilidad que se extraña en otros jóvenes de coaliciones emergentes. Y lo afrontan con una actitud que devora la estética: «Que llamen tanto la atención mis rastas es algo bastante sintomático. Yo en la calle veo más rastas que gomina y nadie dice nada porque los parlamentos estén llenos de gente engominada», sonríe Ardanuy. «Es saludable que personas de todo tipo lleguen a una Cámara. Incluso gente con flequillo filete». Señala a Eduardo, ambos se ríen, compadres, y se arrancan por fin el corsé del discurso institucional para volver a tener 23 y 24 años.

El Mundo, LORENA G. MALDONADO entrevista a EDUARDO FERNÁNDEZ y MIGUEL ARDANUY

Domingo, 21 de junio de 2015

* Leer artículo en El Mundo