Después de varios días de violaciones cruzadas del alto el fuego, el reconocimiento unilateral de la independencia de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk por parte del Gobierno de Rusia entierra aún más los acuerdos de paz de Minsk negociados y reiteradamente incumplidos para poner fin al conflicto de Ucrania en 2014. Tras la petición de la Duma rusa, este reconocimiento oficializa la ayuda en armamento y recursos económicos que Rusia ha estado brindando a las autoproclamadas repúblicas en la región del Donbás desde que la guerra dividió Ucrania. Además, el hecho de encargar al Ministerio de Defensa el cumplimiento de esta decisión y enviar más tropas rusas a la frontera y al interior de las autoproclamadas repúblicas va en contra de los pasos que el mundo demanda para solucionar de manera pacífica y dialogada el conflicto en Ucrania. Estos hechos no hacen sino agravar un conflicto que amenaza con tener consecuencias desastrosas para todos y todas, y que de hecho ya está generando desplazamientos forzados de población y graves vulneraciones de derechos humanos, además del miedo y la incertidumbre que genera de por sí esta situación. Por esta razón, llamamos a Rusia al cese inmediato del envío de tropas y a la desescalada.

 

El uso de las amenazas o la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado supone una grave violación del derecho internacional y de la carta fundacional de Naciones Unidas. Una violación igualmente grave, y que rechazamos con la misma rotundidad, que las ocurridas cuando Donald Trump y algunos países europeos reconocieron a Jerusalén como capital de Israel, al Sáhara Occidental como parte de Marruecos o la independencia de Kosovo.

Cabe recordar que desde 2014 los acuerdos de paz de Minsk no han dejado de incumplirse con constantes rupturas de alto el fuego, sumadas a la negativa del Gobierno de Ucrania para reconocer el estatus especial de autonomía a las regiones del Donbás recogidas en dicho tratado. Ucrania es un país sumido en una grave crisis económica, con elevados índices de corrupción y una gran pluralidad tanto cultural como política, con lenguas y adhesiones nacionales diferentes. Ningún conflicto con identidades nacionales en disputa se puede resolver de esta manera. Es necesario volver a la mesa de negociaciones y a los acuerdos de Minsk.

También debemos recordar que, en el fondo de este conflicto, se encuentra la política de ampliación de la OTAN hacia Europa del Este, que no solo es percibida como una amenaza militar por Rusia, sino que ha impedido la creación de una arquitectura y estrategia propia de paz y seguridad europea. Como ya expresamos, hablar de la OTAN es hablar de la ya superada etapa de la Guerra Fría. En el escenario actual, todos los actores implicados saben que la incorporación de Ucrania en la organización no es factible ni es ninguna solución. Por todo ello, es momento de que la UE cumpla con su estrategia de autonomía estratégica para desplegar una acción exterior propia, basada en los intereses, valores y principios europeos de paz y mutuo bienestar de los pueblos.

Así pues, desde Podemos instamos al cese inmediato de las amenazas y hostilidades por parte de la Federación Rusa, a la retirada mutuamente acordada de todas las tropas y la desmilitarización total de la zona, y al empeño de ampliación de la OTAN hacia el este. Siempre hay múltiples opciones antes de una intervención militar que ya está causando mucho sufrimiento y que se verá agravado por las sanciones internacionales, empezando por la disminución de los suministros de gas a Europa y el encarecimiento de los precios de la energía. Pero ni la guerra ni las sanciones económicas sirvieron para resolver el conflicto en Crimea. Además, quien paga unas sanciones económicas masivas como las que se prometen siempre es la población: de Ucrania, de Rusia y de Europa. Hay que evitar dar más pasos en un conflicto que podría iniciar una gravísima crisis económica y energética.

Llamamos a una desescalada y a una vuelta de Rusia a la mesa de diálogo y a los cauces multilaterales para lograr una solución pacífica y negociada del conflicto, como ayer se discutió en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y como venían haciendo Francia y Alemania. Es el momento de impulsar una agenda de paz en Ucrania; promover todas las herramientas diplomáticas y de diálogo disponibles; implementar la autonomía estratégica de la UE impulsando una arquitectura de paz y seguridad cooperativa europea e independiente; impulsar la transición energética para lograr la soberanía sobre nuestros recursos energéticos; y promover un modelo de relaciones internacionales pacíficas con un estatuto que permita plena soberanía para Ucrania, respete su soberanía nacional y le permita definir su futuro. Por último, debemos también trabajar para cumplir con la legislación internacional que prohíbe la venta de armas en conflictos donde se violan los derechos humanos e impulsar la política de desnuclearización para evitar el despliegue de armas nucleares en Europa. Hoy y siempre, la paz y la diplomacia son el único camino.

Miércoles, 23 de febrero de 2022


Miércoles, 23 de febrero de 2022