Las elecciones generales celebradas en Grecia ayer tuvieron un claro ganador: Nueva Democracia, el partido de derechas que engañó a la Unión Europea falsificando las cuentas públicas, obtuvo en torno al 40% de los votos. Este porcentaje, sumando los 50 diputados extras que el sistema griego otorga al ganador de las elecciones, convierte a su líder, Kiriakos Mitsokatis, en Primer Ministro griego.

Con este resultado se pone fin a la etapa de Alexis Tsipras al frente del Gobierno griego. Cuando en la primavera de 2015 Syriza ganó las elecciones generales el Gobierno de Tsipras tuvo que enfrentarse a grandes presiones y amenazas y a un dilema para el que no había salida fácil: o bien continuar las políticas austericidas o bien provocar una salida de la UE o del euro que podía ser aún más desastrosa. Ese dilema se resolvió por un chantaje antidemocrático de la UE: obligó a Tsipras a asumir lo contrario de lo votado por su pueblo en referéndum y a convocar nuevas elecciones en otoño. Syriza volvió a ganar estas elecciones y así comenzaba a caminar un Gobierno que lo ha tenido verdaderamente difícil. Sólo un dato: entre 2009 y 2016 Grecia perdió el 45% de su PIB.

Pese a no contar con suficientes fuerzas para poner fin a las políticas de austeridad y en los estrechos márgenes impuestos por la Troika, el Gobierno de Tsipras ha intentado repartir los costes sociales de las mismas, limitando sus efectos para las clases populares (ayudas sociales, reducción del desempleo…) y redistribuyendo desde las rentas más altas. De esta manera, ha conseguido enderezar la economía, recuperando el crecimiento y sacando al país de la bancarrota: mientras Syriza recibió un país sin fondos, Nueva Democracia lo recibe con 7.000 millones de euros. En paralelo ha resuelto cuestiones históricas como el contencioso con Macedonia, de forma dialogada por primera vez en muchos años en un conflicto en los Balcanes e incluso a costa de su propio capital político; ha limitado la relación Estado – Iglesia Ortodoxa en Grecia; o ha aprobado el matrimonio entre personas del mismo sexo.

A pesar de la victoria de Nueva Democracia y de que Tsipras ha manifestado la necesidad de reflexionar y aprender de lo vivido, el resultado alcanzado por Syriza permite construir futuro con derechos para Grecia: ha conseguido el 31% de los votos, 7 puntos más que en las elecciones europeas de hace solo un mes y se consolida como la opción política de las clases populares griegas. Como el propio Tsipras declaró anoche: “Daré lo mejor de mí para que SYRIZA se transforme en un movimiento progresista amplio. Estaremos presentes para proteger los intereses de la clase trabajadora. Seremos una oposición muy activa para defender los derechos de la gente”.

Los resultados de anoche también supusieron la salida de Amanecer Dorado del Parlamento Griego. El grupo neonazi no alcanzó la barrera del 3% de los votos necesaria para obtener diputados. En su lugar, otro partido ultraderechista, Solución Griega, tendrá 6 diputados. A pesar de sus posiciones políticas, es importante señalar la diferencia con Amanecer Dorado, en la práctica un verdadero grupo criminal. También conviene atender a la razón principal de esta salida del Parlamento: el boicot total de todas las fuerzas mediáticas y políticas a Amanecer Dorado.

Europa en 2015 y en 2019

A principios de este año Jean Claude Juncker pidió perdón por humillar al Grecia, por su falta de solidaridad y por las políticas de austeridad. También sabíamos que los bancos alemanes se habían embolsado más de 3000 millones de euros procedentes del pueblo griego, con un Estado que sigue teniendo una deuda prácticamente insostenible. La crisis griega de 2015 hizo explícito el diseño de la Unión Europea: un modelo político pensado para que los intereses de los grandes capitales del centro de Europa siempre ganen, aún a costa de sufrimientos indecibles de los pueblos.

A pesar de que Syriza ha conseguido en estos años más espacio para paliar el coste social del ajuste, es fundamental no olvidar el marco más general. El proyecto de Unión Europea no puede continuar avanzando como un zombi hacia la nada, simplemente “pidiendo perdón” cada vez que somete a un pueblo a los recortes de derechos para satisfacer a los bancos. Si no hay un cambio profundo en su estructura económica y política, Europa está condenada al desastre. Por esta razón, Europa necesita recuperar el rumbo, y un proyecto fuerte para abordar los grandes retos: apostar por políticas públicas, derechos sociales, libertades y democracia para toda la ciudadanía.

Desde Podemos, continuaremos impulsando cambios estructurales para que los pueblos, gentes y Gobiernos en Europa puedan garantizar sus necesidades desarrollando una vida digna, con derechos, feminista, sostenible y en paz.


Lunes, 8 de julio de 2019