El pasado domingo 9 de mayo asistimos a una escalada de tensión en Jerusalén, con 300 heridos en la explanada de mezquitas de la ciudad vieja tras las cargas israelíes, el uso de gas lacrimógeno y granadas sónicas, incluso dentro de los lugares santos. A esto se suma que, también durante el fin de semana, hubo centenares de heridos palestinos que intentaban parar el desalojo forzado de las familias del barrio Sheik Jarrah. Con posterioridad a estos hechos, asistimos a un intercambio de cohetes entre grupos palestinos y el Ejército israelí que ha dejado más de 26 muertos, incluidos 9 niños y niñas, y 95 heridos. Hace apenas unas horas, los proyectiles lanzados desde Gaza han provocado la muerte de dos mujeres israelíes.

Esta escalada de violencia no ha surgido de la nada, ya que se produce semanas después de que una manifestación racista recorriera Jerusalén al grito de «muerte a los árabes»; de que Israel impidiera la celebración de elecciones palestinas en Jerusalén (lo que ha impedido las elecciones en toda Palestina); del apartheid sanitario que supone la gran mayoría de la población israelí vacunada frente a las olas y la desprotección de la población palestina; y de un Israel cada vez más escorado al extremismo en las sucesivas citas electorales de los dos últimos años.

También se construye sobre décadas de inacción y de falta de soluciones en el terreno, lo cual avala el crecimiento de las colonias, la ocupación en Cisjordania, el bloque colectivo a Gaza, la apropiación de tierras, la segregación de la población palestina, el apartheid —como acaba de reconocer Human Rights Watch tras años de denuncias palestinas—, las violaciones de derechos humanos y la desposesión de millones de personas.

Desde Podemos condenamos rotundamente la violencia y exigimos el cese de los ataques directos por parte de Israel sobre la población palestina, los de las últimas semanas y los bombardeos de ayer. La UE y España deben exigir el cese inmediato de los ataques. También demandamos que se implementen las soluciones que la comunidad internacional, la UE y España han diseñado, las cuales implican poner fin a la ocupación, al bloqueo y al apartheid; apoyar los trabajos del Tribunal Penal Internacional, así como, en el caso de nuestro país, cumplir con la promesa de reconocimiento del Estado de Palestina. Es el momento de pasar de las declaraciones a los hechos. España y la UE deben exigir a Israel que cumpla con el derecho internacional, aplicar las legislaciones que impiden la venta de armas con violaciones de derechos humanos, y revisar la cláusula de derechos humanos del acuerdo de Asociación con Israel. Ese es el único camino para la justicia y la paz.


Martes, 11 de mayo de 2021