Desde Podemos observamos con enorme preocupación atentados como los ocurridos en Berlín y Ankara y la espiral de desastres que están sufriendo las poblaciones de varios países de Oriente Medio, el Magreb y el Sahel. La lógica de la guerra y la rearticulación geopolítica de los mercados de materias primas están vaciando el -ya de por sí precario- sistema de derecho internacional.

La lista de atentados -en actualización permanente en ciudades a lo largo y ancho del mundo- contribuye a alimentar la espiral de destrucción y enfrentamiento, y su instrumentalización para el fortalecimiento de las políticas xenófobas y de extrema derecha en toda Europa acelera la culpabilización del conjunto de los diferentes -minorías étnicas, población refugiada o migrante-, del austericidio europeo y la falta absoluta de una hoja de ruta democrática y respetuosa de la legalidad internacional.

Las regiones de Oriente Medio, Magreb y Sahel están asoladas por conflictos que en los últimos años no dejan de empeorar. Tras años de colonialismo, intervenciones militares extranjeras y regímenes autoritarios, el breve período de alzamientos populares iniciados en 2011 ha sido arrasado en un ciclo de guerras con participación de potencias regionales y mundiales, por el incremento del sectarismo religioso, el machismo y la reaparición de grupos yihadistas -como el autodenominado Estado Islámico, que ha aprovechado el caos en Irak y Siria para crecer y expandirse- generando gravísimas consecuencias para la población civil: bombardeos, desplazamientos forzosos, recorte de los derechos de las mujeres, violencia sexual, poblaciones sitiadas, hambrunas, falta de atención médica y hospitales bombardeados. Esta situación deplorable e inaceptable ha generado cientos de miles de muertos y millones de desplazamientos ante los que Europa ha mostrado una actitud vergonzosa.

La espiral de destrucción crece y arrasa Siria -el conflicto más cruento de todos-, Irak, Yemen, Libia, Somalia, el norte de Nigeria, y afecta en mayor o medida a muchos otros países de la región, que acogen al 90% de la población refugiada de estas guerras. Todos estos conflictos se superponen sobre las demandas históricas de pueblos como el palestino, aplastado por la ocupación y el régimen de apartheid impuesto por Israel con la connivencia de las grandes potencias occidentales; las poblaciones kurdas, que no pueden ejercer sus derechos democráticos en la diana del autoritarismo de Erdogan y amenazados, sobre todo, por el Estado Islámico en Rojava; y el Sáhara Occidental, que demanda también su libre determinación. No habrá una solución estable y viable a la ola de destrucción que vive la región sin aportar soluciones justas, legales y duraderas a las reivindicaciones históricas de todos estos pueblos.

Desde Podemos nos negamos a aceptar como un hecho consumado esta espiral de destrucción, muerte, dolor y barbarie que se extiende en Oriente Medio, Magreb y el Sahel y las consecuencias que llegan también a Europa en forma de atentados y políticas antiterroristas basadas en recortes de derechos y represión de la protesta. Reivindicamos el derecho a la paz, a la seguridad humana, a conducir una existencia plena en libertad e igualdad, a salvo del miedo y la violencia como base indispensable para la soberanía de todos los pueblos del mundo y una cultura de paz con una agenda de género que rompa el ciclo de la violencia y se centre en solucionar las causas de los conflictos.

Es urgente impulsar mecanismos de diálogo y negociaciones políticas entre los pueblos con participación activa y efectiva de mujeres y defensores y defensoras de derechos humanos, en el marco de Naciones Unidas y con pleno respeto del Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos y el fortalecimiento de los mecanismos internacionales y nacionales de justicia. Es fundamental que desde España y la Unión Europea se aborde el problema de los flujos ilícitos de capital, personas y armas con decisión y se aumente la cooperación judicial y policial respetuosa con los derechos humanos y la reparación de las víctimas de los atentados terroristas. Por justicia con los pueblos de Oriente Medio, el Magreb y el Sahel para acabar con este desastre humanitario y geopolítico, y para que esta espiral no arrastre también a los pueblos de Europa, hoy más que nunca es necesario comprometerse radicalmente con la defensa de la soberanía de los pueblos, su libertad, y el respeto de los derechos humanos, democracia, desarrollos sostenible e inclusivo y equidad de género de nuestras poblaciones vecinas.

 


Sábado, 24 de diciembre de 2016