Ayer se celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador. A las mismas se presentaban Andrés Arauz (de Unión por la Esperanza), candidato progresista que alcanzó el primer puesto en la primera vuelta, y Guillermo Lasso (del Movimiento Creo), candidato de la derecha y representante de la oligarquía financiera del país.

Tras una campaña marcada por las denuncias de fraude electoral por parte de Yaku Pérez, el candidato del Movimiento Pachakutik que obtuvo el tercer lugar en las anteriores elecciones, y por el intento de parte de los medios y de las instituciones ecuatorianas de invalidar la candidatura de Arauz, los datos de la elección de ayer dan como ganador a Guillermo Lasso, que tendrá como reto afrontar las crisis sanitarias, sociales y económicas que atraviesa actualmente el país.

Específicamente, con casi un 100% de los votos escrutados, el candidato de la derecha ha obtenido algo más del 52% de los votos mientras que Arauz ronda el 48% de los votos, un porcentaje muy igualado que señala la división y polarización del proyecto de país. Con una participación del 82% (en un país donde el voto es obligatorio), un elemento determinante para el resultado ha sido el 16,33% de votos nulos, la opción de una parte del movimiento indígena que se veía representado por Pérez, pero también por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) que decidió hacer un llamamiento al voto nulo. El apoyo que su líder Jaime Vargas manifestó a Arauz al final de la campaña no fue suficiente para superar la fractura histórica existente en el país entre el progresismo y la población indígena. Una deuda pendiente.

Desde Podemos queremos felicitar a Andrés Arauz y todo el equipo de Unión por la Esperanza por una campaña realizada en circunstancias muy difíciles y con buena parte de las instituciones del país en contra. A pesar de los resultados finales, estas elecciones han demostrado que el proyecto progresista en Ecuador sigue siendo muy fuerte y que tiene mucho recorrido en el futuro, abriéndose a más sectores que, tal y como se mostró ayer, aún no dan su confianza al mismo.

Por último, confiamos que estas elecciones sirvan también para poner fin a la persecución política, el lawfare contra las organizaciones progresistas y sus dirigentes que han marcado los últimos 4 años en Ecuador, y que el país vuelva a recuperar la senda del respeto escrupuloso del estado de derecho y de la libre participación de todas las opciones políticas. El reto del nuevo gobierno: reconstruir un Ecuador en la unidad para enfrentar las múltiples crisis que enfrenta el país.


Lunes, 12 de abril de 2021