En el día de hoy ha finalizado el proceso de dejación de las armas individuales por parte de las FARC-EP en Colombia, cumpliendo así con lo acordado en La Habana el año pasado. La dejación de armas y reincorporación a la vida civil, que cuenta con el monitoreo y verificación de la Misión de la ONU en Colombia y el apoyo de actores políticos y sociales nacionales e internacionales, marca el inicio de una nueva etapa para el pueblo colombiano, etapa que celebramos y apoyamos desde el respeto a su soberanía.

Sin embargo, el fin de las armas en manos de las FARC-EP no implica el fin de todos los conflictos de Colombia. En ese sentido, los meses que siguen van a ser fundamentales para que este proceso sea exitoso y se implemente el Acuerdo Final de Paz según lo acordado por las partes. Desde este punto de vista, son muy preocupantes los asesinatos de defensore/as de los derechos humanos que, desde el comienzo de la implementación del acuerdo, han denunciado diferentes organizaciones colombianas. Estos asesinatos afectan especialmente a las poblaciones más relacionadas con el conflicto y sus causas: organizaciones campesinas, de defensa del territorio, de mujeres o de afrodescendientes e indígenas son las más afectadas por estos asesinatos. En este sentido es preocupante la presencia de actores armados no estatales, incluidos grupos sucesores del paramilitarismo y frentes disidentes de las FARC-EP, en parte del territorio del país.

Del mismo modo, es necesario que, al igual que las FARC-EP, el Gobierno colombiano ponga todos los medios para cumplir con sus partes del Acuerdo. Algunas organizaciones evidencian demoras en la aplicación de amnistías e indultos o en la aprobación de las leyes necesarias para poner en práctica el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición (SIVJRNR). Por esta razón, esperamos que el Consejo de Seguridad establezca en los próximos días una nueva misión en Colombia que verifique la reintegración socioeconómica y política de las FARC-EP así como la seguridad de los excombatientes y las comunidades más afectadas por el conflicto.

Este Acuerdo ha tenido ya efectos positivos en la vida colombiana. En el terreno armado ha tenido un enorme efecto positivo de reducción casi total de las muertes por la confrontación armada, mientras que en el terreno político está permitiendo llevar a cabo reformas fundamentales para la mejora de vida de las comunidades urbanas y rurales, como la aprobación del Estatuto de la Oposición, la implementación de medidas de reforma rural o la creación de mecanismos para la persecución de grupos sucesores del paramilitarismo.

Finalmente, desde Podemos mostramos nuestro apoyo al proceso que se adelanta en la ciudad de Quito entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), deseando que avancen de forma irreversible hacia el fin del conflicto vigente entre las partes para lograr la profundización de la democracia en Colombia. Podemos se suma al llamamiento que las organizaciones de la sociedad civil han venido haciendo para que se declare de un cese al fuego bilateral entre ambos actores, lo que será una gran noticia que contribuya a la reducción de la violencia y a la construcción de confianza entre la sociedad y quienes están en la Mesa.

El fin del conflicto y la construcción de una paz con garantías y justicia social son el deseo de la sociedad colombiana y de la comunidad internacional.

*Este comunicado se ha elaborado en colaboración con el Círculo Podemos Colombia – Bogotá.


Martes, 27 de junio de 2017